Días antes de la coronación, un gran número de personas comenzó a congregarse en el centro de Londres. El miércoles por la tarde, los simpatizantes acudieron en masa a The Mall, ondeando banderas y llevando coronas, con un objetivo en mente: asegurarse una posición privilegiada para el sábado.
«No tenemos nada parecido en Estados Unidos», dijo Donna Werner, de 71 años, a CNN. Viajó a Londres desde Connecticut y adora a la familia real desde la época de la princesa Diana. Desde entonces, Werner ha viajado a Londres para asistir a todas las bodas reales. «Mis amigos en casa piensan que es una tontería, pero a mí me encanta: el país, la historia y la gente», dice. «Saben que es lo mío».
(Crédito: Caolan Mcgee/CNN)
Por su parte, Kerry Evans, de 58 años, es originaria de Irlanda del Norte y ahora vive en Londres. Para cada hito real se junta con su amiga Bartly, a quien conoció hace casi cinco años mientras acampaba para la boda de Harry y Meghan. Como madre ocupada de dos hijos con autismo, dijo que ir a los eventos reales era una forma de tomarse un poco de tiempo para sí misma.
(Crédito: Caolan Mcgee/CNN)
«Estos eventos son geniales porque es una sensación totalmente opuesta a lo que es mi vida. Celebrar a la familia real es una liberación, así que la monarquía se ha convertido en una parte importante de mi vida», dijo.
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